sábado, 14 de junio de 2014

ANCEO DE ARCADIA

HIJO DE LICURGO, EL HACHERO

Detalle Crátera "Vaso Francois". 570 a.C. Pintor: Clitias. M. Arq.Florencia
Hijo de Licurgo. Originario de Tegea, y por eso conocido como Anceo de Arcadia para diferenciarlo del otro argonauta de igual nombre. Se sumó a la expedición de los Argonautas acompañando a Anfidamante y Cefeo, sus tíos. Licurgo, el padre de Anceo, era hijo del rey de Tegea Aleo al igual que los otros dos, pero sintiéndose demasiado mayor para embarcarse en la aventura, y queriendo que alguien de su familia participara envió a su hijo Anceo, mientras él quedaba al cuidado del viejo rey. Pero Aleo no quería ver partir a su querido nieto a tan arriesgada aventura, por ello le había escondido la armadura de combate, y el joven desesperado al no poder encontrar sus armas, acudió vestido de una guisa un tanto peculiar. Anceo del Arcadio se cubrió con una enorme piel del oso de Menalia, y se armó con una pesada hacha de doble filo. 

"Como tercero les acompañaba en la marcha Anceo. A éste le había dejado partir su padre Licurgo, el hermano mayor de aquellos dos, mientras él, ya próximo a la vejez, permanecía en su ciudad para cuidar de Aleo; al tiempo que dejaba a su hijo acompañar a sus hermanos. El joven se puso en camino blandiendo la piel del oso de Menalia y una gran hacha de doble filo, que que su abuelo Aleo le había escondido su armadura en lo más recóndito de la casa, por si acaso de este modo le impedía emprender el viaje." (Apolonio de Rodas. El viaje de los Argonautas)  

En la expedición de los argonautas Anceo es uno de los guerreros más fuertes y valerosos, y su colaboración es en ocasiones fundamental. En la lucha contra los Bebrices es uno de los que encabeza el ataque.

"También en aquel momento Anceo, el fuerte hijo de Licurgo, manejando su gran hazha y anteponiendo con su mano izquierda la oscura piel de oso, se lanzó con ímpetu en medio de los Bebrices"(Apolonio de Rodas. El viaje de los Argonautas)

Participa Anceo en la caza del jabalí de Calidón donde se reúnen muchos de los héroes que participan en el viaje del Argos. Es uno de los cazadores que protestan por la presencia de una mujer en la cacería.

"Cefeo y Anceo y algunos otros rechazaron ir a la cacería con una mujer." (Apolodoro. Biblioteca Mitológica)

Según algunos Anceo muere durante la cacería, y por ello es representado en muchas ocasiones bajo los pies de la fiera. Así lo relata Ovidio en "Las Metamorfosis":
La caza de Meleagro y Atalanta. Rubens. Museo de Hª del Arte de Viena 

He aquí que, empujado al encuentro de su destino por su propia obcecación, dijo el arcadio, que iba armado con un hacha de dos filos: "Aprended, oh jóvenes, cúal es la superioridad de las armas de un hombre, y dejadme a mí esta faena. Aunque la misma Latonia lo proteja con sus pertrechos, mi diestra acabará con el animal aún contra la voluntad de Diana." Tales  fueron las palabras que, lleno de arrogancia, profirió con boca jactanciosa, y levantando con ambas manos la doble segur, se colocó de puntillas, inclinado y gravitando sobre el comienzo de sus extremidades: en su audaz intento lo  alcanza la fiera y le clava los dos colmillos en plenas ingles, por donde va el camino más directo a la muerte. Cae Anceo, y las vísceras, envueltas en un torrente de sangre, se le salen desparramándose: la tierra se empapa de coágulos. 

A pesar de las afirmaciones de que Anceo muere en la cacería, esto es difícil de creer, si pensamos que además de participar en la expedición de los argonáutas, que seguramente fue después, es además el padre de Agapenor que concurre a la guerra de Troya al frente de las tropas tegeatas.

Robert Graves en su novela "El Vellocino de oro" para diferenciarlo del otro Anceo lo denomina; "Anceo el grande", y lo presenta tocado con un sombrero arcaico de alas anchas. El final del gran Anceo dado por Graves parece más lógico:

"El gran Anceo regresó a su hogar en Tegea y allí plantó huertos de higueras y viñedos. Dio asilo bondadosamente a Evadne, Astérope y Anfinome, las tres hermanas que Acasto había desterrado de Yolco por el asesinato de su padre Pelias, y encontró marido para cada una de ellas. Un día, cuando se llevaba a los labios la primera copa de vino elaborado con la uva de sus propios viñedos y le estaba comentando a su esposa con satisfacción: "¡Por fín recibo premio por mis trabajos!", un mensajero entró corriendo y exclamó: "¡Mi señor, un enorme jabalí está destrozando tus viñas!" Anceo dejó la copa cogió su jabalina y corrió a salvar sus campos; pero el jabalí salió bruscamente de un macizo y le vació las entrañas. Fue así como se originó el proverbio: "puede haber muchos tropiezos antes de que la copa llegue al labio. Se cree que fue Artemisa quien envió el jabalí porque Anceo no se había acordado de ofrecerle los primeros frutos de su viña. Peor aún así se ganó una tumba de héroe.  
Aunque el propio autor se lía a veces con el papel en la expedición de Anceo el Grande, parece colocarlo como uno de los argonautas más fuertes y gigantescos, sólo por detrás del imbatible Heracles.

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